sábado, 5 de junio de 2010

No hay que perder el tiempo


Hoy he recibido una visita inesperada. Estaba trabajando en la huerta cuando han aparecido ante mí nada menos que cuatro personas pertenecientes a una secta religiosa. Ante mi asombro y una vez identificado como monje ortodoxo, aún han mostrado más interés y ganas de polemizar... nada más lejos de mi intención. Mi trabajo es "sagrado", les he dicho, y los he invitado a marcharse con un ¡buenos días!. Bruno no confiaba en ellos... ni yo tampoco.

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