Hoy he recibido una visita inesperada. Estaba trabajando en la huerta cuando han aparecido ante mí nada menos que cuatro personas pertenecientes a una secta religiosa. Ante mi asombro y una vez identificado como monje ortodoxo, aún han mostrado más interés y ganas de polemizar... nada más lejos de mi intención. Mi trabajo es "sagrado", les he dicho, y los he invitado a marcharse con un ¡buenos días!. Bruno no confiaba en ellos... ni yo tampoco.
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