miércoles, 30 de diciembre de 2009

UNA CONSTANTE BUSQUEDA


Amigos, tal vez nuestras vidas tengan que ser una búsqueda constante, que solo descansemos en El, pero procuremos que todo aquél que se acerque a nosotros,superiores o iguales, encuentre sosiego y paz. Pongamos todo en las manos de Dios.
un monje.

martes, 15 de diciembre de 2009

Solo





"No temas hallarte solo. No temas la inmensidad del mar, ni la altura de las montañas, ni las distancias, ni las lejanías. Nunca estás solo y nada está tan lejos que no puedas en tu espíritu alcanzar."

Alberto E. Justo

El viaje interior


"Que el hombre intente la maravillosa aventura del viaje interior, él irá de descubrimiento en descubrimiento. Son las huellas de la dimensión divina las que él descubre en su profundidad. Y ya no padecerá en adelante ninguna necesidad de investigarlas fuera. Sin embargo, en la medida de sus encuentros con los espacios sutiles, él podrá sonreírles para agradecerles su presencia, considerándolas como los arcos de paz y de luz emergiendo del mar sombrío y caótico del mundo"

Extraído de: Questión de... nº116: Marie-Madeleine Davy, Les Chemins de la profondeur. Revue trimestrielle - Albin Michel, B.P. 21 - 84220 Gordes (Francia)
por ermitaño urbano.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Sobre la mentira


"Miente con su vida el libertino que se precia de casto; el avaro que habla de limosnas y elogia la caridad, o también el orgulloso que admira la humildad. No la admira con intención de alabar la virtud; en ese caso comenzaría por confesar humildemente su propia debilidad diciendo: ” ¡Qué desdicha la mía! Estoy vacío de todo bien”. Después de confesar así su miseria, podría admirar y alabar la virtud. Pero tampoco es con la intención de evitar el escándalo por lo que hace el elogio de la virtud, porque si así fuera debería decir: ” ¡Soy un miserable, lleno de pasiones! ¿Por qué voy a escandalizar a mi prójimo? ¿Por qué voy a hacer mal al alma de otro imponiéndome así una carga más? “Entonces, aun siendo él mismo pecador, podría aproximarse al bien. Porque verse a si mismo como un miserable es humildad, y cuidar del prójimo es compasión. Pero el mentiroso no admira la virtud con esos sentimientos. Para cubrir su propia vergüenza pone por delante el nombre de la virtud hablando de ella como si fuese virtuoso. Y muchas veces lo hace para hacer daño y engañar a alguien. Porque, en efecto, ninguna maldad, ninguna herejía, ni el mismo diablo podrá engañar si no es simulando virtud, según lo dice el Apóstol: El mismo diablo se transforma en ángel de luz (2 Co 11-14)"

De Textos Monásticos

jueves, 10 de diciembre de 2009

Sutilidad


"En razón de su sutilidad, los sentidos interiores pueden discernir la realidad de una presencia privada de nombre. La belleza oculta se revela y se despliega a aquellos que mantienen la capacidad de contemplar."

De ermitañourbano

domingo, 29 de noviembre de 2009

Mi cabaña



Tengo una choza en el bosque, nadie lo sabe salvo el Señor, mi Dios; una pared es un fresno,la otra un avellano, y un gran helecho hace de puerta.

Los batientes son de brezo, y el dintel de madreselva; y el bosque virgen de alrededor da bellotas para cerdos bien alimentados.

Este es el tamaño de mi cabaña: la cosa más pequeña; hogar entre senderos bien hollados; una mujer (pero vestida de mirlo y parecida a él) trina dulcemente desde su alero.

de Eremita anónimo (Textos Monásticos)

Cabaña de San Serafin Rose.

martes, 24 de noviembre de 2009

Espacios Sagrados


"...estos espacios sagrados no juzgan a nadie. Es por eso que el hombre «justo» que los visita no está forzosamente favorecido con relación al «pecador» –para emplear el lenguaje de antaño hoy prescrito. En otros términos, el puro y el impuro son enseñados"

Marie Madeleine Davy

martes, 17 de noviembre de 2009

Sobre las Virtudes (1)




Un día en que Antonio salió, vinieron todos los monjes y le pidieron unas palabras. El les habló como sigue:

“Las Escrituras bastan realmente para nuestra instrucción. Sin embargo, es bueno para nosotros alentarnos unos a otros en la fe y usar de la palabra para estimularnos. Sed, por eso, como niños y traerle a su padre lo que sepais y decirselo, tal como yo, siendo el mas antiguo, comparto con vosotros mi conocimiento y mi experiencia.

Para comenzar, tengamos todos el mismo celo, para no renunciar a lo que hemos comenzado, para no perder el ánimo, para no decir: “Hemos pasado demasiado tiempo en esta vida ascética.” No, comenzando de nuevo cada día, aumentemos nuestro celo. Toda la vida del hombre es muy breve comparada con el tiempo que a de venir, de modo que todo nuestro tiempo es nada comparada con la vida eterna. En el mundo, todo se vende; y cada cosa se comercia según su valor por algo equivalente; pero la promesa de la vida eterna puede comprarse con muy poco. La Escritura dice: “Aunque uno viva setenta años y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil” (Sal 89:10). Si, pues, todos vivimos ochenta años o incluso cien, en la práctica de la vida ascética, no vamos a reinar el mismo período de cien años, sino que en vez de los cien reinaremos para siempre. Y aunque nuestro esfuerzo es en la tierra, no recibiremos nuestra herencia en la tierra sino lo que se nos ha prometido en el cielo. Más, aún, vamos a abandonar nuestro cuerpo corruptible y a recibirlo incorruptible (1 Co 15:42).

Vita Antonii

sábado, 14 de noviembre de 2009

APOTEGMA


Una vez que el abad Arsenio se encontraba en Canope, vino de Roma una matrona virgen, muy rica y temerosa de Dios, para verle. La recibió el arzobispo Teófilo y ella le pidió que intercediese ante el anciano para que la recibiera.

El arzobispo se llegó a él y le dijo: «Una matrona ha venido de Roma y quiere verte». Pero el anciano no consintió en recibirla. Cuando la dama recibió la respuesta, hizo preparar su cabalgadura diciendo: «Confío en Dios que he de verle. En nuestra ciudad hay muchos hombres, pero yo he venido a ver no un hombre sino un profeta».

Y al llegar a la celda del anciano, por disposición divina, el anciano se encontraba providencialmente fuera de ella. Y al verle la matrona se arrojó a sus pies. Pero él, indignado, la levantó y le dijo mirándola fijamente: «Si quieres ver mi rostro ¡míralo!». Pero ella, llena de confusión no le miró.

El anciano continuó: «¿No has oído hablar de mis obras? Eso es lo que hay que mirar. ¿Cómo te has atrevido a hacer una travesía tan larga? ¿No sabes que eres una mujer y que una mujer no debe salir a ninguna parte?

¿Irás a Roma y dirás a las demás, mujeres: “He visto a Arsenio”, y convertirás el mar en un camino para que las mujeres vengan a verme?». Ella respondió: «Si Dios quiere que vuelva a Roma, no permitiré a ninguna mujer que venga aquí. Pero ruega por mi y acuérdate siempre de mi». Arsenio le contestó: «Pide a Dios que borre de mi corazón tu recuerdo».

Al escuchar estas palabras ella se retiró llena de turbación, y al llegar a Alejandría cayó enferma a causa de la tristeza. Se comunicó su enfermedad al arzobispo, que vino para consolarla y le preguntó que le sucedía. Ella le dijo: «¡Ojalá no hubiera ido allí! Dije al anciano: “Acuérdate de mí” y me respondió: “¡Pide a Dios que borre de mi corazón tu memoria!”. Y me muero por ello de tristeza».

Y el arzobispo le dijo: «¿No te das cuenta de que eres una mujer y que el enemigo combate a los santos por las mujeres? Por eso te ha hablado así el anciano. Pero él rogará sin cesar por tu alma». De este modo quedó curado el corazón de la buena mujer y volvió a su casa llena de alegría.

de Sentencias de los Padres del Desierto

martes, 10 de noviembre de 2009

Icono del Abba Menas y Cristo


NOMBRE :: Icono del Abba Menas y Cristo, o conocido más comúnmente como Icono de la Amistad o del Buen Amigo.

ESTILO :: Copto (a los primeros cristianos de la zona de Egipto se denomina "coptos")

AÑO :: Siglo VI-VII

PROCEDENCIA :: Originariamente se encontraba en el monasterio de Bawit, en Egipto, de donde fue abad San Menas, pero alrededor de 1900 el arqueólogo francés Jean Clédat descubrió el monasterio y en la actualidad la obra se encuentra en París, en el museo Louvre, en la sala de "Arte Copto".


En nuestra ermita se encuentra una copia de este icono copto del siglo VII. Muestra a Cristo poniendo su brazo sobre los hombros de un amigo desconocido. Por este gesto, toma sobre sí el peso, las faltas, toda la carga que pesa sobre el otro. No está frente a su amigo, sino que avanza a su lado, le acompaña. Este amigo desconocido es cada uno de nosotros.

Baouit esta situado en la rivera izquierda del Nilo, a unos 20 kilómetros del sur del Achmounein. Dicho monasterio fue fundado por Apolo (306/308-395). El monasterio fue construido de ladrillo cocido y estaba rodeado de un muro, que tenia como misión, separarlo del mundo exterior. Los muros eran lisos, recubiertos de una capa blanca, con pinturas y grafitis; además, tenia una cúpula y una bóveda de cañón.

Fue construido con un dintel de madera o piedra, para proteger al monasterio, con motivos geométricos y florales, centrados en una cruz. Además, tenía las ventanas de vidrio, coloreadas con marco de plata.

Según las excavaciones realizadas a principios del siglo XX, fecha en la que se descubrió el monasterio, se cree que en el centro de este, orientadas hacia el este, había dos iglesias separadas por muchas salas, llamadas iglesia norte y sur.

De los pocos datos que sabemos del abad Mena, es que era el superior de dicho monasterio, pero a parte de eso, todo lo que gira alrededor de el, es terreno de la hipótesis.

Sabemos que su nombre tiene origen faraónico, paro no se sabe nada sobre su origen y su vida.

En el siglo IV d.C. hubo un soldado egipcio llamado Mena, que fue martirizado en Alejandría. Su cuerpo, transportado por camellos, fue enterrado en el desierto, donde se construyo una iglesia de peregrinaje.

El único resquicio, a parte de nuestra obra, que nos queda, es una pintura en la capilla LVI de Baouit, que muestra a un monje con ese nombre, vestido con la saya que le recubre el pecho con un gran chal con el sello de la cruz; calza sandalias con tiras, y lleva una cuerdecilla con dos llaves.

Se cree que la persona de este cuadro, pudo ser el abad Mena en su juventud, pero tampoco hay nada que nos lo confirme, aunque desde luego hay que decir, que si Analizamos las dos imágenes detalladamente, podemos decir que tienen un gran número de coincidencias.

La obra de Cristo y el abad Mena, esta enmarcada en un soporte cuadrado de madera, que era el material típico de la época para hacer los iconos.

A primera vista podemos decir que lo que mas destaca de ellos, es el tamaño: Cristo es algo mas alto que el abad, sus cabezas y ojos grandes, el rostro, las letras de alrededor… podríamos decir que hay muchas cosas que llaman la atención, y que son así, porque el estilo de arte era así, y en efecto, podríamos decir que la obra tiene un gran número de características propias del arte copto.

Este arte, se dedicaba generalmente a los iconos. Para ellos, el icono designaba una imagen sagrada, portátil, que supone un objeto de veneración y culto, de igual forma que las reliquias de santos y mártires.

El estilo de nuestra obra, comienza en el siglo V cuando se crea un estilo innovador basado en la alteración de las proporciones y medidas antropomórficas, de ahí los rasgos del cuadro.

Algo curioso de la obra, es que a Cristo no se le ven los pies, sin embargo, en el cuadro original que fue descubierto en 1901-1902 si se ven los pies desnudos de Cristo, al igual que los del abad.

El termino “copto” significa “egipcio”, y se refiere a los cristianos del Patriarcado de Alejandría. La ocupación árabe-musulmana acentúo el aislamiento de esta Iglesia. En el 722, el tesorero Obeid- Allah Ibh al –Khattab mando destruir todas las imágenes cristianas. La iglesia copta se rebeló, y tuvo numerosos mártires. Su aislamiento se refleja en el arte, al no haber experimentado la influencia bizantina, conserva el estilo característico de los antiguos egipcios y sirios. La rigidez frontal de los iconos coptos, de ojos grandes e intensos, podría remontarse a los retratos de El Fayum el monje copto abba Menas (o Menna) es el santo nacional de Egipto el nombre de Mena es un anagrama de la palabra amen, con la que se dice que la Virgen respondió a la plegaria de la madre de Menas, que le pedía el don de un hijo. En arameo, el sufijo abba significa “padre”. Menas, centurión en tiempos del emperador Maximiano, se retiro al desierto y anuncio a Cristo entre los idolatras hasta que fue encarcelado, torturado y decapitado. En el siglo IV, su tumba, situada a orillas del lago egipcio de Mariut, en la frontera con Libia, ya era frecuentada por los peregrinos. Antes de volver llenaban ampollas con el aceite de las lámparas de su tumba.

domingo, 8 de noviembre de 2009

El lugar y el Espíritu


Semejantes a los escasos refugios en las montañas, los espacios sacralizados son puertos que permiten suspender su paso, retomar el aliento y orientar su mirada interior hacia otra dimensión. Así, una iglesia románica conserva en sus flancos la oración de los orantes, los antiguos monasterios cartujos o cistercienses devenidos centros culturales propulsan a «aquellos que tienen oídos para oír» a un silencio sonoro animado por la mirada de los contemplativos.

Marie Madeleine Davy

viernes, 6 de noviembre de 2009

Condición providencial



“La renuncia al mundo y a sus falsas alegrías, la negación de sí mismo, el desprecio de lo sensible, etc., no son una aniquilación absurda de la criatura humana, sino condición providencial para lograr la liberación plena y el más alto desarrollo de la personalidad: nos despojamos de todo y de nosotros mismos para llenarnos de Dios y ser dominados enteramente por la caridad…”

B. MARCHETTI-SALVATORI

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Bendición rito mozárabe



Antes de empezar a comer
Sal 145 (144),15-16; 22 (21),27

V/.Los ojos de todos te están aguardando, Tú les das la comida a su tiempo.
R/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
V/. Abres Tú la mano, y sacias de favores a todo viviente.
R/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

El que preside, reparte el pan y dice este versículo:

Versículo Sal 136 (135),25
V/. Él da de comer a todas las criaturas, porque es eterno su amor.
R/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, el que preside bendice los alimentos. Después comienza la comida.

Bendición

Bendice, Señor, esta comida y esta bebida que vamos a tomar, para que merezcamos consumir ambas, santificadas por manos de tu Ángel.
R/. Amén.

V/. Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y vives y todo lo gobiernas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

V/. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, lo que él bendice y santifica tomémoslo con paz.
R/. Demos gracias a Dios.


Al terminar de comer se dicen las siguientes oraciones:

Laudes Sal 118 (117),15;133 (132),1

V/.Clamor de alegría y de victoria. Aleluya.
R/. En la tienda de los justos. Aleluya, aleluya.
V/. Ved qué hermosura y qué felicidad el que los hermanos vivan siempre unidos.
R/. En la tienda de los justos. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
R/. En la tienda de los justos. Aleluya, aleluya.


Versículo Sal 92 (93),5

Tú nos has alimentado, Señor, con tus acciones y ante la obra de tus manos gritamos de alegría.
V/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.



Oración.
Te damos gracias y te bendecimos Señor Jesucristo que te dignas saciarnos con comida y bebida material. Aliméntanos con dones espirituales y libéranos de todos los lazos del pecado, para que sin mancha podamos servirte siempre.
R/. Amén.

V/. Por tu misericordia, Dios nuestro, que vives y todo lo gobiernas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

V/. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo haga Dios abundar la paz y toda bendición entre sus siervos.
R/. Amén.
V/. Que la alegría siempre sea sobre esta casa y sobre estos hermanos (o esta familia).
R/. Amén.

viernes, 30 de octubre de 2009

Llamada a la vida eremítica


“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó” (Tito 3, 4).
El amor de Dios para con los hombres se manifestó en su aparición entre nosotros en su encarnación. Así nos salvó y dio una vida nueva, una vida divina, y una manera radicalmente nueva de vivir, rescatándonos de nuestro modo anterior y egoísta de vivir, en que vivíamos en ruido y conversaciones inútiles, buscando nuestro propio placer corporal.Ahora nos ha dado un camino radicalmente nuevo de vivir en él, en silencio profundo, pacífico, e ininterrumpido, bañados de luz, en ayuno continuo, comiendo sólo la comida más sencilla y austera —sólo una vez al día— sin carne, sin adornos y sin condimentos, excepto la sal; sin fritura, y sin delicadezas hechas de harina blanca o azúcar, y en cantidad moderada, pasando nuestro tiempo reflejando sobre las Escrituras y los escritos de los santos que vivían así, sólo para Dios, crucificando su carne. Así vivían los monjes estrictos en los tiempos de más fervor.
Esta es una vida de oración y ayuno, separada del mundo, gastada en trabajo silencioso, pacífico, callado, y recogido, ofreciéndonos continuamente a Dios en amor. Esta es la vida eremítica —ligera en el Señor—. Este es el llamado eremítico a vivir en el desierto, sólo para Dios, en silencio y soledad, bañados de luz y de paz celestial.Esta es la vida nueva de moderación y silencio profundo que Cristo nos ha dado en su encarnación, una vida sobria, justa, y piadosa en este siglo, que está perdido en hedonismo, ruido, y conversaciones inútiles. Es una vida que él nos dio al derramar su Espíritu sobre nosotros.Regocijaos, pues, en el Señor, porque el Señor ha venido. “¡Que la tierra reciba su rey! ¡Que cada corazón le prepare un lugar! Que el cielo y la tierra canten juntos”. Él trae la alegría verdadera al mundo. “¡Regocíjese, oh mundo!, porque el Señor ha venido. Que reciba la tierra su rey”, como cantamos en el nacimiento del Salvador. Seamos hombres nuevos, silenciosos, llenos de luz, mortificados, hallando nuestro gozo sólo en Dios, viviendo sólo para él, siempre, no importa si hay oscuridad o luz, crucificando las pasiones al vivir ascéticamente, regocijándonos en el Señor siempre, porque Señor está cerca. Así es la vida de los que están llamados al desierto, para servir sólo a Dios, sólo a un Señor (Mt 6, 24), en la soledad y en el silencio.Vivid en el gozo del desierto, lejos del mundo y de sus placeres. Vivid una vida de oración y ayuno continuo. Buscad vuestra paz allí. El gozo más grande se halla en el desierto, en un silencio profundo e ininterrumpido. Trabajad en silencio, en el pleno desierto, y allí hallaréis a Dios.El vivir en el desierto nos hace anhelar el regreso de Jesucristo, porque él es nuestro único gozo, y porque vivimos sólo para él, crucificando nuestra carne a todo lo demás. Este mundo terminará con grandes signos y prodigios. Todos su gozos falsos, engañosos, y vacíos terminarán cuando este mundo termina. Entonces veremos a Cristo, viniendo en gloria en las nubes del cielo para cumplir todos nuestros deseos y traernos su paz celestial. Vivamos, pues, en espíritu en este día ahora. Que este día informe, guíe, e inspire todas nuestras acciones, toda nuestra manera de vivir. Vivamos, pues, en el encanto de los últimos tiempos. No caigamos fuera de este encanto al hablar inútilmente. Vivamos, pues, en el encanto del silencio del Señor, en ayuno continuo, ofreciéndonos en amor únicamente al Señor. Esta es la vida eremítica.

Fr. Steven Scherrer