En algún lugar (creo recordar que en la hoja de un antiguo calendario) he leído la siguiente historia: Cuentan que un joven fué a visitar a un ermitaño. Al llegar, lo encontró rezando, pero al pasar cada uno de los nudos del kombosquini o chotki (rosario ortodoxo), en lugar de la oración, decía : "Pasa pequeña, pasa..." El joven se llevó las manos a la cabeza ¡Dónde me he metido!. Luego, al regresar a la ciudad tenía que atravesar un río ordinariamente poco profundo pero esta vez con mucho caudal, tanto, que se ahogaba. Entonces tuvo la ocurrencia de exclamar: ¡Pasa pequeña, pasa! y en aquél momento acudió el monje y le llevó a la orilla.
¿Qué nos dice el relato? Sencillamente nos sugiere que la oración es ante todo una cuestión de calidad espiritual y no de frases más o menos elaboradas, un acercarse a Dios con confianza y sencillez. Lo de siempre: La persona trasciende al instrumento.
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