viernes, 1 de julio de 2011

TEXTO



"En su deseo de transfigurar el mundo y la vida misma a la espera de la visión definitiva del rostro de Dios, el monacato oriental da un lugar de honor a la conversión, la abnegación y la compunción del corazón, la búsqueda de hesiquia o paz interior, la oración incesante, el ayuno y vigilias, combate espiritual y el silencio, la alegría pascual, en presencia del Señor y la expectativa de su llegada definitiva, y la ofrenda de sí mismo, vivido en la comunión santa del monasterio o en la soledad de la ermita "

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