Hoy he predicado en la parroquia por indicación del pr. Cristian. No lo hago con frecuencia por el idioma, pero hoy sí. Es emocionante el relato de la viuda de Naím, una mujer destrozada de dolor por la muerte de su hijo y un Jesús conmovido. No le pide nada, sólo se apiada de ella y comparte su dolor.
Es éste un evangelio de esperanza que nos habla de muerte pero también de resurrección. De un Dios de vivos y no de muertos...
macarie
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