No es cuestión de insistir en todas estas cosas. Sabemos ya que no hemos de atascarnos en el camino ni encallar en los bancos de arena. A veces pareciera que algunos prefieren los laberintos... Pero no, de ninguna manera. Sabemos que más allá de las apariencias todo es diáfano y los inconvenientes burocráticos, institucionales o grupales no son en realidad.
Alberto E. Justo
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