Quien ama a Dios, es insertado en la vida divina. Quien ama al hermano es insertado en la vida del hermano. Quien ama el mundo entero entra en COMUNIÓN con toda la humanidad. Hay que hablar de una comunión ontológica, allí donde actúa la gracia del ESPÍRITU Santo, creador de todas las cosas.
San Silvano de Athos
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