Los mandamientos del Señor nos enseñan a usar razonablemente las cosas indiferentes. Ahora, el uso razonable de estas cosas purifica el estado del alma, y el estado de pureza produce la impasibilidad, de la que se genera la caridad perfecta.
Ahora, en cambio, dejado el campo, te cuidas solamente de lo que está alrededor de él, donde no se pueden encontrar mas que espinas y abrojos.
de “Sobre la Caridad” – Cuarta centuria -
Máximo el Confesor
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