La vocación al "eremitismo interior" comporta el descubrimiento de la FAZ de soledad (de la dimensión profunda) que es propia de todo hombre...
La conciencia y emergencia de esta condición, en el caso de saberse llamado a vivirla especialmente, es propia de cualquier estado o situación...
Porque la soledad profunda se redescubre cada vez más, a lo largo de la vida, y es signo de una madurez espiritual que se desarrolla en toda peregrinación sincera.
Y no se crea que por manosear en exceso aspectos y estilos colectivistas, como ocurre hoy con frecuencia, se pierda esta perspectiva y esta "apertura" al corazón. Al contrario, pretender ocultar o disimular una verdad tan honda implicará, en todo caso, una búsqueda aún más convencida y pertinaz de la realidad escondida, del secreto que sólo el Padre conoce.
Anímate a seguir el camino celado, con sencillez y prontitud...
Alberto E. Justo
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