El Padre Paísios dijo: “Si alguien quiere santificarse, y por cualquier razón no puede ir a un monasterio, que transforme su habitación en su propia celda. Allí, oculto de los hombres, haga las tareas espirituales, a saber, las alabanzas, las lecturas, las prosternaciones, las oraciones con el rosario, etc. …
Alguien, por ejemplo, puede ir a la iglesia para comulgar y después, regresar a su casa y comportarse como los eremitas en sus celdas.
A Dios gracias, hay mucha gente de esta clase en el mundo, ante la cuál nos avergonzamos, nosotros que nos llamamos monjes”.
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